Final de semestre

En esta foto les muestro a sólo una parte de mi sección, los que estuvimos en la Unidad de Psicóticos de el Hospital Psiquiátrico de Lídice

Ayer presenté mi último parcial… la próxima semana debo entregar los últimos informes y asistir por última vez a las pasantías. No ha sido un semestre fácil, tampoco difícil, pero sí complicado.

Con una de las materias estoy amenazada, tanto, que sólo un milagro me podría salvar. En mi Escuela, perder una materia (de las clínicas) significa perder un semestre, y eso me tiene triste… dada mi situación económica, y todos los sacrificios que he tenido que hacer.
Sin embargo, no me duele tanto perder un semestre, ni atrasarme en la graduación, ni las implicaciones económicas… Lo que más me duele es tener que abandonar a mi grupo de estudios (y con esto me refiero a la sección completa).

Aunque soy extrovertida, las personas que REALMENTE me conocen saben que soy un poco asocial. En los primeros semestres de mi carrera (al menos hasta principios del 3ero) estuve sola, sin amigos… quizás alguno que otro pana, pero más nada, nadie así con quién me encantara andar. Pero el grupo en el que estoy, ha evolucionado y madurado como grupo, y hemos logrado una integración muy bonita, debido a todos los malos y buenos momentos que nos ha tocado sobrevivir.

Por eso me duele tanto pensar que quizás ayer fue el último día en el que estudié con ellos. No se me hace fácil renunciar a lo que amo.

Quiero por este medio agradecerles al grupo de casi sesenta, que me han acompañado hasta este momento. Quiero agradecerle a Dios por la oportunidad de haber estado con ellos, de haberme arrechado y reconciliado con alguno, de haber iniciado recientes amistades, de haber renovado las antiguas… y por poder reírnos juntos como tanto (TANTO) lo hicimos.

He aprendido bastante junto a ustedes, y aunque sé que me falta todavía muchísimo, lo que viví con ustedes se me va a quedar adentro, así como esas cicatrices del combate, que permanecen, y que te traen recuerdos de lo mucho que luchaste y de lo grande que eres.
Ruego a Dios por seguir formando parte, aunque si así no fuera, aún nos quedan los viejos pasillos de la Escuela, pa encontrarnos y volvernos a reír, como tontos, de cualquier tontería.