Diario de una Enfermera

Diario de una Enfermera Venezolana en Londres.

12.1.10

Tú, que no existes.

Está probado que no existes,
producto de esta loca imaginación
esa misma que a veces decide torturarme
y hacerme volver a pensar en ti.

No puedes llamarme, ni puedo yo,
porque ninguno tiene un número.
Tampoco escribir, es decir, no existes.

Nunca existió tu beso, ni tus ojos, ni tu luz.
No existió tu calor, tus abrazos, tu pasión.
Nunca has pasado por mi vida ni has sido parte de mi ser.
¿acaso habré existido yo?...
Quiero pensar que no jugabas.
¿Lo recuerdas?:
"Primero: no podemos hacer como que esto no pasó.
Y segundo: no podemos permitir que vuelva a pasar"
Y así fue, nunca más pasó.
Nunca me diste más que tu cuerpo,
pues era imposible según tú,
no sé si me cansé de que me hicieras daño,
o que de hacerme daño, te cansaste tú.

A veces te leo y todavía regresa
esa demente idea de creer
que escribías para mí,
aún antes de quererme,
aún antes de conocerme,
aún antes que algún estúpido instante
cruzara nuestras letras.
Aún antes, cada uno, de nacer.

Ya casi no lloro, al menos no a diario,
al menos no todo el día.
No puede llorarse eternamente
por alguien que no existe,
lo dijo mi psicólogo.

También dijo que
cada vez que sentí que me hablabas con amor,
que me mirabas con amor, que me amabas,
que cada vez que lo sentí, cada vez fue mentira,
porque tú eso dijiste.

Cada día me convenzo un poco más
de que no existes, que no exististe,
que nunca fuiste. Que NO ERES.
Cada día lloro menos.
Cada vez.
Y, sí, soy más feliz sin ti.

Marié.

Etiquetas: , , , ,

 

Contador de visitas