Na guará! ¿alguien puede creerlo? Yo no puedo.
Mi 5to semestre empezó el lunes 9 de abril y terminó el miércoles 25 de julio. Este tiene fama de ser el semestre más difícil, más exigente, trágico, espeluznante... Todos te dicen: "lo importante es que el destino se apiade de ti y te evalúen las profesoras menos sanguinarias, porque fáciles no hay en este semestre".
El primer mes me gustó mucho porque estábamos todo el día en la escuela, pasamos los mediodías tirados en el pasillo, almorzando en el suelo y compartiendo. Aparte teníamos los primeros contactos con las profes, y suplicábamos al cielo para que las secciones de las pasantías nos fueran favorables... sin embargo estábamos muy claros en que la suerte no podía beneficiarnos a todos. Cumplido un mes, vienen como siempre los primeros parciales y ahí es cuando la cosa se empieza a poner buena: una cantidad importante de compañeros reprueban el primer parcial y el resto aprobamos con unas calificaciones que en vez de alegría deberían dar verguenza, pero bueno!.
Llega el día más temido: Publicaron las listas de secciones. Como era de imaginarse (porque mi mamá dice que yo tengo DEMASIADA SUERTE) me tocó estar con la profesora que TODO EL MUNDO TEME, LA MÁS FAMOSA POR SER SUPER-RECONTRA-EXIGENTE, esa que te manda a tirarte por la ventana cuando intuye que no estudiaste ese día. Bueno, Dios sabrá por qué me hace esto, (y sigo citando a mi mamá: "Dios pone la carga según la espalda").
Fueron días de mucho estrés, de tensiones acumuladas, de tortura psíquica (autotortura, lo más seguro), de estar como en incógnita por que cualquier día la profe podría llegar con ganas de ver rodar nuestras cabezas...
Y de pronto, sin siquiera darme cuenta estoy aquí, hoy, sin poder creer que el semestre se acabó, que pasé todas mis materias, que la profesora Suescún tiene una forma muy particular de enseñarnos y de hacernos parir el conocimiento, pero no es ni una ogra, ni una canalla, ni una verduga sanguinaria.
De hecho, tengo calificaciones mucho mejores de lo que yo me consideraba capaz, y me siento orgullosa de mí misma, porque no sólo salí con vida, sino que ahora soy mucho más conciente de la inmensa responsabilidad que tengo al aspirar el título de una carrera tan digna como lo es la Enfermería, sé ahora que el conocimiento científico no es sólo una sarta de caletres que me veo obligada a torear, sino que cada uno de los temas que ví hasta ahora son parte importante de mi formación integral, de las herramientas que me llevarán a participar de forma activa, verdadera, auténtica y responsable cuando ya me encuentre en mi propio campo laboral.
Más nunca seré de esas enfermeras que sólo se ocupan a seguir las "órdenes médicas", de esas que dicen: "si el médico lo dice, él sabrá por qué lo dice", de esas que leen las actualizaciones de las historias, y van como autómatas a cumplir con los procedimientos... No señor... de hoy en adelante quiero ser esa Enfermera impecable, que está capacitada para ser un miembro más del equipo de salud, esa que que se repasa cada día aquellos conocimientos de anatomía, de fisiología, fisiopatología, Farmacología, etc, que son los que te llevan de la mano para ser asertivo y eficaz a la hora de ejecutar las acciones.
Siempre pensé que la relación de ayuda era lo único verdaderamente importante en la Enfermería: CRASO ERROR. Ahora sé y entiendo que nada voy a hacer con brindarle apoyo emocional a un recién nacido con distrés respiratorio... nada soy con puro amor y nada de conocimiento. Ya trabajé en un principio en esa parte emocional de mi profesión, ahora voy a dedicarle también el tiempo necesario a mi nutrición científica.
Veremos qué sale de mí.
Esto me lo enseñó la Dama de Hierro, la profesora que más me ha marcado, aquella cuyo ímpetu la hace ver menos humana de lo que realmente es, pero que tiene en corazón tan pero tan enorme que no le cabe en el pecho.
Profe, gracias ti soy otra, y me siento profundamente orgullosa de la que estoy empezando a ser. Ojalá algún día puedas tú también sentirte orgullosa de mí. Te quiero profe Suescún.
Terminé queriéndola... ¿Pueden creerlo???
El primer mes me gustó mucho porque estábamos todo el día en la escuela, pasamos los mediodías tirados en el pasillo, almorzando en el suelo y compartiendo. Aparte teníamos los primeros contactos con las profes, y suplicábamos al cielo para que las secciones de las pasantías nos fueran favorables... sin embargo estábamos muy claros en que la suerte no podía beneficiarnos a todos. Cumplido un mes, vienen como siempre los primeros parciales y ahí es cuando la cosa se empieza a poner buena: una cantidad importante de compañeros reprueban el primer parcial y el resto aprobamos con unas calificaciones que en vez de alegría deberían dar verguenza, pero bueno!.
Llega el día más temido: Publicaron las listas de secciones. Como era de imaginarse (porque mi mamá dice que yo tengo DEMASIADA SUERTE) me tocó estar con la profesora que TODO EL MUNDO TEME, LA MÁS FAMOSA POR SER SUPER-RECONTRA-EXIGENTE, esa que te manda a tirarte por la ventana cuando intuye que no estudiaste ese día. Bueno, Dios sabrá por qué me hace esto, (y sigo citando a mi mamá: "Dios pone la carga según la espalda").
Fueron días de mucho estrés, de tensiones acumuladas, de tortura psíquica (autotortura, lo más seguro), de estar como en incógnita por que cualquier día la profe podría llegar con ganas de ver rodar nuestras cabezas...
Y de pronto, sin siquiera darme cuenta estoy aquí, hoy, sin poder creer que el semestre se acabó, que pasé todas mis materias, que la profesora Suescún tiene una forma muy particular de enseñarnos y de hacernos parir el conocimiento, pero no es ni una ogra, ni una canalla, ni una verduga sanguinaria.
De hecho, tengo calificaciones mucho mejores de lo que yo me consideraba capaz, y me siento orgullosa de mí misma, porque no sólo salí con vida, sino que ahora soy mucho más conciente de la inmensa responsabilidad que tengo al aspirar el título de una carrera tan digna como lo es la Enfermería, sé ahora que el conocimiento científico no es sólo una sarta de caletres que me veo obligada a torear, sino que cada uno de los temas que ví hasta ahora son parte importante de mi formación integral, de las herramientas que me llevarán a participar de forma activa, verdadera, auténtica y responsable cuando ya me encuentre en mi propio campo laboral.
Más nunca seré de esas enfermeras que sólo se ocupan a seguir las "órdenes médicas", de esas que dicen: "si el médico lo dice, él sabrá por qué lo dice", de esas que leen las actualizaciones de las historias, y van como autómatas a cumplir con los procedimientos... No señor... de hoy en adelante quiero ser esa Enfermera impecable, que está capacitada para ser un miembro más del equipo de salud, esa que que se repasa cada día aquellos conocimientos de anatomía, de fisiología, fisiopatología, Farmacología, etc, que son los que te llevan de la mano para ser asertivo y eficaz a la hora de ejecutar las acciones.
Siempre pensé que la relación de ayuda era lo único verdaderamente importante en la Enfermería: CRASO ERROR. Ahora sé y entiendo que nada voy a hacer con brindarle apoyo emocional a un recién nacido con distrés respiratorio... nada soy con puro amor y nada de conocimiento. Ya trabajé en un principio en esa parte emocional de mi profesión, ahora voy a dedicarle también el tiempo necesario a mi nutrición científica.
Veremos qué sale de mí.
Esto me lo enseñó la Dama de Hierro, la profesora que más me ha marcado, aquella cuyo ímpetu la hace ver menos humana de lo que realmente es, pero que tiene en corazón tan pero tan enorme que no le cabe en el pecho.
Profe, gracias ti soy otra, y me siento profundamente orgullosa de la que estoy empezando a ser. Ojalá algún día puedas tú también sentirte orgullosa de mí. Te quiero profe Suescún.
Terminé queriéndola... ¿Pueden creerlo???